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Información del proyecto

Concurso para nuevo centro de salud en Benahadux. El proyecto se concibe desde la rigurosa necesidad programática de cumplir con todos los requisitos de superficies de uso, circulaciones, privacidad y, en definitiva, la optimización de su uso y el confort de trabajadores y asistentes. El concepto gira en torno a optimizar el comportamiento bioclimático teniendo en cuenta el factor forma, pero cuidando el aspecto tradicional y de arquitectura vernácula. Los materiales han de estar vinculados al entorno, sin alardes pero bien ejecutado y a partir de los pequeños detalles.

ClienteAyuntamiento de Benahadux
ConceptoArquid
Arquitectura e InteriorismoArquid         

 

Retos

Se comprende el edificio como dos volúmenes principales articulados por un cuerpo de acceso menor.
Los dos volúmenes principales funcionan de forma autónoma y sin embargo solidaria, repartiendo los usos de la manera más eficiente. Manteniendo así los usos de atención primaria en el cuerpo de dos plantas, situado más al oeste; y los usos de urgencias en el volumen de planta baja.
Ambos volúmenes, forrados de cáscaras de ladrillo perforado se erigen generando entre sí una zona de recepción e información que enlaza con las zonas exteriores ajardinadas de distensión y relajación.
En la franja Este y Sur de la parcela se conservarán los árboles autóctonos existentes, integrándolos en un filtro verde mezcla de preexistencias y de jardines de cactus, suculentas y crasas de mantenimiento sostenible.

Enfoque

La ordenación volumétrica del edificio responde directamente a los requerimientos climáticos y soleamiento del solar. Una vez conocido el funcionamiento óptimo en dos volúmenes, se persigue la orientación optima en el eje Este-Oeste.

Se intenta mantener la mayor parte de los árboles ya existentes en toda la franja este de la parcela, ejemplares ya crecidos y que aportan un valor climático y biológico esencial. 

La volumetría busca encontrar la máxima eficiencia en la distribución del espacio, persiguiendo al mismo tiempo albergar la mayor cantidad de volumen posible manteniendo al mínimo la superficie de fachada, con tal de reducir las pérdidas energéticas y mejorar la estrategia climática pasiva del edificio.

La materialidad, más allá del ámbito compositivo/estético se presenta como una oportunidad energética y social, comprendiendo la envolvente como una protección frente al clima adverso y que entra en diálogo con la arquitectura vernácula propia de la zona, consciente de la necesidad de minimizar los costes de mantenimiento de la misma.

Una completa reestructuración de una vivienda histórica para abrazar la contemporaneidad y la complejidad de los múltiples usos que se producen a lo largo del tiempo.

 

Resultados

Los diferentes materiales exteriores se han elegido como lienzos que cambian la expresividad del edificio a lo largo del día. La fachada, realizada con fábrica de ladrillo abre su cara sur con una celosía de ladrillo que permite la entrada de luz de forma dispersa y privacidad al interior. El juego de capas de vegetación-celosía-vidrio permite la idoneidad térmica a todas las estancias.
Para la  cara norte se ha realizado la apertura de huecos en su mayor longitud posible atendiendo a las necesidades de cada uso.
El mismo material se realiza en suelos y techos a través de un proceso de selección de los colores de la tierra en ladrillos.
La envolvente del edificio, más allá del ámbito compositivo/estético se presenta como una oportunidad energética y social. En el primer ámbito, comprendemos la envolvente como una protección frente al clima adverso, aprovechando mediante ingeniería de detalle, diferentes soluciones arquitectónicas pasivas que llevan a una solución sostenible. Social en tanto que en diálogo con la arquitectura vernácula propia de la zona y consciente de la necesidad de minimizar los costes de mantenimiento de la misma.

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